Santiago de Compostela no precisa presentaciones ni presentadores, es una ciudad que habla por sí misma. Habla su historia y su bellísima catedral, hablan sus imponentes monasterios y sus barroquísimas iglesias, sus hospitales, sus peregrinos y lo hacen sin dar respiro, envolviéndote, susurrándote al oído sus secretos.
Santiago consigue lo que pocas ciudades logran; esa extraña sensación de estar fuera de la realidad como si estuviéramos en una especie de estado de suspensión, digamos un «no-tiempo». Debo pues confesar, que de entre todas las experiencias que pasé en Santiago de Compostela ninguna se asemeja a las que viví en el hoy Hostal de los Reyes Católicos, antiguo hospital de peregrinos.
No todos los días se camina por los patios y jardines por los que caminaron peregrinos durante más de cinco siglos; cada paso se carga de un cierto respeto y la mente vaga hacia otros tiempos. Por ejemplo, a un día de 1486 cuando los Reyes Católicos, Doña Isabel y Don Fernando, llegaron a la ciudad y decidieron que era necesario crear un hospital que diera cobijo y cuidado a los que alcanzaran la meta del camino hacia Santiago.
El dinero para la fundación llegó en 1499 y el arquitecto real Enrique Egas (1455-1534) puso manos a la obra y así nació el hoy Hostal de los Reyes Católicos, que acogía a peregrinos sanos y enfermos, a pobres, menesterosos y niños abandonados. Una especie de ciudad en pequeño que contaba con sus propios corrales y almacenes, su hermosísima capilla y sala capitular, su botica, sus cuadras, su huerto y hasta cárcel propia.
El edificio armonioso y monumental organiza su vida a partir de cuatro patios, todos ellos distintos, cada uno dedicado a un evangelista y a cuál más bello. Y es que Egas fue un hombre sabio y supo dotar al edificio de una funcionalidad asombrosa para el siglo XVI, con sus amplias galerías cerradas y abiertas, sus innumerables corredores con diversas y variadas formas de ventilación y con múltiples fuentes de luz, las que le otorgan una diáfana y constante claridad.
Una tarde después de un largo día decidí recorrerlo con tiempo y con calma. Me di el gusto de caminar por sus galerías, sentir los crujidos de las viejas maderas de sus pisos; abrí las ventanas, me perdí y seguí adelante; me sorprendí con sus monumentales tapices, me maravillé con la capilla y disfruté de la vista de la Plaza del Obradoiro desde el balcón de su espectacular fachada plateresca.
Pero en este largo recorrido en el que las piedras y las maderas me hicieron viajar en el tiempo, hubo un instante especial, ése que viví cuando me senté a la vera de la fuente del Patio de San Juan. Todo era silencio y me quedé escuchando el rumor del agua, el mismo rumor que hace cinco siglos sentían los peregrinos cuando eran acogidos allí y encontraban la paz –física y espiritual- tras el largo y fatigoso camino.
Hoy en día ese mismo camino lo emprenden gentes de todos los credos y confines del mundo, porque aunque todo ha cambiado, Santiago, la ciudad del apóstol militante y guerrero, sigue ofreciendo a todos los que la visitan una irrepetible sensación de estar en paz.
Gracias! Hermosa y emocionante descripción!
Enviado desde mi smartphone Samsung Galaxy.
Que linda descripción Gracias Emma hacía tiempo que no escribías
Gracias Emma …..
Hermoso! ! Enviado desde Samsung tablet
Gracias Emma. Me transmitiste la paz que tú sentiste
Bello , bello, gracias por hacerme viajar hasta ahí aunque sea por un ratito.
Muchas gracias Emma por haber disfrutado de este mágico lugar Santiago de Compostela en tu compañía y la la del Grupo!!! Jacqui
Gracias Emma. Por unos minutos volví a Santiago de Compostela y reviví lo que aprendí contigo en esa ciudad mágica y también recordé el placer que significó estar todas juntas ante esas maravillas.-
Inés
Gracias Emma por este precioso relato.
Precioso, que lindo poder disponer del tiempo para hacer una visita tan minuciosa. Gracias
Maravilla de relato que logra trasmitir sensaciones y emociones; valiosa virtud del que lo logra.
Al leerlo sentí lo mismo que cuando allí estuve pero con la ansiedad de volver.
Es la ilusión y la meta de un proyectado «Camino» compartido con amigas.
Es la madurez de querer repetir con tiempo y detenimiento los lugares ya conocidos, esos que de primera siempre se hacen menos al detalle por aquello de «aprovechar» la estada.
Que maravilla de la palabra
Me encanto el relato, es uno de los lugares pendientes a conocer. Muchas Gracias.
Muchas gracias me encanto y me trasmitio una paz muy grande, que me hace falta en estos momentos GRACIAS!!!
Emma….
Maravilloso relato, tienes un don imnato, de llegar con tal claridad, que iluminas las escenas, y el aire tiene el aroma de maderas, que el tiempo atesora…
Gracias por a tú generosidad al compartir tan emotivo relato. … y bebo de la fuente mágica,que nos ofreces…
Excelente descripción de un lugar, lleno de misticismo, misterio e historia. Supe conocerlo.
FANTASTICO TU RELATO PARECE QUE ESTABAMOS CONTIGO DE RECORRIDA HERMOSO LO QUE TRASMITES !!!!!!! GRACIAS POR PARTICIPAR DE TU VIAJE VIRTUAL!!1
Gracias Emma!!!!!
Experimentar el no tiempo del entorno , y la deseada Paz interior!!!
Entusiasma conocer Santiago de Compostela!!!!!