Se dice por ahí que París es la ciudad luz, la ciudad de los enamorados, de la moda y la elegancia y hasta la ciudad de los escritores y los filósofos. En realidad es todo eso y muchas otras cosas más, pero para mí París, es la ciudad de los museos. No creo que exista una concentración tal de museos por metro cuadrado en el mundo y lo digo dejando fuera, todos aquellos espacios históricos que hoy también son considerados como tales.

Es un hecho asombroso, o no tanto, si se toma en cuenta la historia de Francia y la vocación artística de sus reyes y gobernantes, lo que a la hora de cerrar cuentas a todos nos queda claro, que si uno quiere recorrer museos tiene que ir a París y tiene que trotar -como dirían los franceses- por sus interminables pasillos hasta quedar exhausto. Si no es hasta la extenuación, no vale.

Y eso fue lo que hicimos con el grupo de aventureros que me acompañaron en el último viaje; caminamos, caminamos y caminamos…por el histórico Louvre y por el maravilloso Museo D’Orsay que nos regaló los desplantes de Manet, la fruición de los reflejos impresionistas y el color apasionado de van Gogh.

Caminamos al sol de las catedrales de Monet en el Marmottan y de sus nenúfares en la Orangerie; caminamos por el siempre deslumbrante y atrevido Museo Pompidou y por el Rodin y por el Picasso y por las delicias medievales con forma de unicornio en el Cluny.
Sin embargo, como en París siempre hay algo nuevo, también caminamos por la imponente Fundación Louis Vuitton del gran Frank Gehry, que además estaba intervenida por el no menos famoso Daniel Buren, pionero en estas lides hoy tan usuales en el mundo.

La FLV es una edificio complejo de describir si no se recurre a la metáfora. Porque ¿como describir un edificio que es como una especie de monumental barco de luz que navega por el verde del Bois de Boulogne? ¿Como explicar la fragmentación de planos de sus formas, cuando éstas son como velas henchidas al viento, que se doblan y se transforman y se multiplican?
¿Como contarles la manera en la que esas velas se entrelazan unas con otras creando terrazas, las que a manera de cubiertas marinas, permiten caminar sobre un cielo de cristal dominado por el brillo del acero y el calor de la madera?

Simplemente, no es posible. Por eso creo que Frank Gehry más que un edificio construyó un edificio-idea en el que se experimenta la sensación del espacio de una manera asombrosa y deslumbrante. Construyó un edificio que navega, que se mece al ritmo de los árboles y nos regaló el privilegio de vivir y experimentar una metáfora.
Deseosa de la llegada de esta, debo comentar que logre por unos momentos recordar unos y disfrutar al máximo la creatividad trabajando mezcla de materiales y el juego formidable de personas allí, todo es movimiento. Gracias y muchas y desde ya esperando el próximo. Viernes. Carino beso!!!!
Oh!! París bello todavía mantengo en mi retina cuando caminaba por los pasillos del louvre!!!! Fue para mi un sueño cumplido y bello el corazón me latía cada vez mas fuerte hasta encontrarme con la Gioconda de Leonardo todo el mundo sacando fotos y yo ahí solo mirándola y viendo como nos mirábamos porque ella te sigue con la mirada .Paris bello
PARIS SERA TOUJOURS PARIS LA PLUS BELLE CITE DU MONDE Y CON TUS BLOGS TU CREATIVIDAD Y COMO EXPRESAS TUS CONOCIMOENTOS REVIVEN LOS MIOS OTRA VEZ GRACIAS EMMA
Emma recibía todos los viernes tus interesantes y enriquecedoras crónicas. Hace bastante tiempo que no me llegan.
El Museo D’Orsay,lo tengo en mi retina, como una de las bellezas mas grande que conocí, así como el Museo Judío en Nueva York, con la lanzada que me di de Modigliani, gracias Emma por recordarme esto! Beso
Panzada,perdón!
Emma, que maravilla !! recibir tus novedades, hace tiempo te esperaba…haz hecho una hermosa
visita por París imperdible relato , GRACIAS.
Felicitaciones !!!
Emma,eramos muchos que estábamos extrañando,tus maravillosos aportes.
Bienvenida!! y gracias por hacernos rememorar esos bellos lugares,mucho s ya visitados y otros que nos esperan…
Abrazo.Emma.
Hola Emma, tus cimentariis me resultan muy interesantes e informativos . Es siempre un placer escucharte.
Para mí, aparte de los indudables encantos de la ciudad parisina,donde cada esquina guarda un retazo de historia,o los más febles soñadores entregaron sus vidas por quimeras-mis queridos bohemios- la verdadera ciudad Museo es Roma.Un adoquín mide la alunada carrera del tiempo que todo lo carcome,pero que bajo la luz romana,se viste de vestigio de la historia.Pero entiendo Emma,que la vieja Lutecia te desarme con sus encantos.
Extrañaba la ausencia de tus publicaciones de los viernes , espero que continúen.